Arpilleras de Basel
Por:
Araceli Espinoza
Basel, Suiza
A veces, lo que a primera vista parece una tragedia, puede convertirse de un momento a otro en oportunidad y espacio para la creatividad. Así ha ocurrido con esta pandemia del COVID-19 y sus restricciones a la movilidad y al encuentro social. Artistas y colectivos artísticos han tenido que reinventarse y crear nuevas posibilidades de trabajo conjunto.
Este es el caso del Grupo de Arpilleristas de Basel, que hoy se reúne mayoritariamente de manera “online”, algo que no les impide continuar inspirándose juntas/os. En esta cosmopolita ciudad, ubicada en la triple frontera Suiza-Francia-Alemania, el grupo trabaja temas como la memoria colectiva y la inmigración en un taller de arte textil.
Todo se inició con el viaje en el verano de 2020 de la artista residente en Quillota, María Cecilia Hurtado a la ciudad de Frankfurt en Alemania, para exponer sus trabajos con la técnica de la “Arpillera chilena” para luego dirigir en Basel el Taller “Puntadas de ida y vuelta”.
El taller culminó con una fructífera exposición en el “Café con Letras”, un céntrico lugar de encuentro, que ha acogido por muchos años diversas actividades culturales latinoamericanas y de esta forma el Taller “Puntadas de ida y vuelta” se transformó, a la vez, en el punto de partida para una experiencia de creación colectiva que se mantiene hasta el día de hoy.
Las “arpilleras” chilenas consisten en una forma de arte textil nacida en el campo durante el siglo XX. Al principio, esta técnica fue utilizada por las mujeres campesinas para retratar momentos de sus vidas cotidianas o paisajes de su entorno. Mujeres sin formación académica ni estudios de arte, fueron creando con su talento natural y utilizando las habilidades aprendidas por generaciones: la costura y el bordado. Sobre una simple tela que se utiliza para almacenar papas, ellas bordaban sus obras de arte.
En los años ’60 la cantautora chilena Violeta Parra las popularizó, exponiendo sus obras en distintos países del mundo. Después del golpe militar de 1973 y durante la posterior dictadura cívico-militar, esta técnica de arte textil fue rescatada por distintos grupos urbanos para trabajar el tema de la tortura y la desaparición de seres queridos, en manos del aparato represor del régimen. Se utilizó como mecanismo de denuncia y las obras fueron enviadas al extranjero con sus potentes mensajes, eludiendo la censura de la dictadura, debido a su aparente “inocencia”.
Las arpilleristas chilenas de aquellos tiempos fueron principalmente mujeres agrupadas, en su mayoría al alero de las iglesias y sus obras fueron casi siempre colectivas. Grandes lienzos construidos con los retazos de memoria de cada una. Algunas de las obras eran cosidas y bordadas a partir de trozos de la ropa de su pariente asesinado/a o desaparecido/a por razones políticas. Fue en esta época que se comenzó a incorporar a los bordados sobre arpillera la técnica del patchwork americano y de esta mezcla nacieron las arpilleras chilenas actuales.
La connotación de resistencia a la opresión política y el potencial terapéutico-colectivo de este arte popular lo ha llevado fuera de las fronteras chilenas hacia otros países de Sudamérica, con fines similares. Más allá del sur también han sido sembradas sus semillas, combinándose muchas veces con otras técnicas de arte textil, llegando a países de Centro, Norteamérica, Europa y Africa.
Actualmente en Chile y luego del estallido social de octubre de 2019, este arte nacido fuera de la academia ha vuelto a ocupar un lugar preponderante en las calles, en la denuncia a las violaciones a los derechos humanos y en las reivindicaciones sociales exigidas por el pueblo chileno.
Rescatar y conservar la memoria colectiva a través de las historias recreadas con retazos de telas, cada una con su propia historia, no sólo es un acto artístico personal; es también un acto político en sí mismo, en cuanto las vivencias de cada artista se entremezclan y se combinan para crear algo nuevo.
“Bordamos el pasado para mirar al futuro”, señaló una vez una anónima artista callejera chilena en el marco de una protesta en Santiago, exigiendo una “Verdad y Justicia” que ha sido lenta en llegar.
Las y los arpilleristas de Basel lo saben y por eso, han participado en el proyecto iniciado por RU Kollektiv, agrupación de mujeres artistas visuales residente en Basel, llamado DisTanzen y donde la propuesta es reinterpretar el mural medieval dedicado a la “Danza de la Muerte” (Totentanz en alemán) y conservado en el Museo Histórico de la ciudad de Basel, en tiempos actuales y en el marco de una pandemia mundial.
Los trabajos creados por el grupo de arpilleristas de Basel en torno al tema de la Muerte fueron una explosión de creatividad y de diversidad.
Una exposición de estos trabajos fue exhibida recientemente, durante el mes de mayo y ahora esperan su reunión definitiva en un gran lienzo, que incluirá también las obras de otros grupos locales de bordadoras/es, artistas textiles y otras personas que han querido ser parte de este arte textil.
En la ciudad de Basel, como en tantos lugares del mundo antes que aquí, las arpilleras han traído (re)encuentro, inspiración y unión entre pueblos hermanos.
En Basel cosemos para contar nuestra historia y para no olvidar de dónde venimos y hacia dónde queremos ir.
CONTACTO Arpilleras de Basel:
INFOS RU kollektiv:
Links de interés:
Wikipedia
Exposición en Berlin
Website Link (Deutsch)
Encuentro Arpilleras Berlin 2021 Video (Deutsch / Español)
The CAIN Archive of Ulster University (UK)
Political arpilleras & textiles by women from Chile and around the world (Link)
Political arpilleras & textiles by women from Chile and around the world (PDF 21 MB)
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